Mariló Montero, el alma y la donación de órganos

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He de reconocer que últimamente veo poco la televisión y centro mi tiempo mucho más en las series (vistas en diferido) o en el cine puesto que, al menos en España, el nivel de calidad (salvo contadas excepciones) ha descendido mucho en los últimos años. Debido al trabajo hay franjas horarias cuya programación me es totalmente desconocida pero, de vez en cuando, ocurren cosas que le hacen a uno visitar las secciones de “televisión a la carta” de algunos canales por ver con tus mismos ojos algo que te han comentado o sobre lo que has leído y a lo que no das crédito. Precisamente, en esta senda, anoche visioné un vídeo de un programa que ameniza las mañanas de la televisión pública española en el que la presentadora, al realizar su editorial de cierre, dejó ver su postura sobre la donación de órganos y el donante del que procedían con una frase que ha incendiado Twitter y que a más de una persona ha hecho saltar de su asiento: “no está científicamente demostrado que el alma no se transmita en un trasplante de órganos”










Por entrar en contexto, este pasado fin de semana un perturbado asesinó a una chica de 13 años en la provincia de Albacete y, tras verse acorralado por las fuerzas policiales, se suicidó de un disparo. Hasta aquí, cualquier editorial sobre la tragedia podría haber sido normal, sin embargo, Mariló Montero (la presentadora del programa) decidió reflexionar sobre el rumor que decía que los órganos del “asesino del Salobral” iban a ser donados y, por tanto, transplantados a personas en la lista de espera de donación de órganos.


¿Y por qué la polémica? La presentadora comentó que “una parte del alma” del asesino pasaba a sus órgano y, por ende, al receptor del mismo:



¿Alguien querría recibir el pulmón, el hígado, el corazón, de otro que ha quitado vidas? ¿Pasa algo por llevar el órgano dentro de ti de alguien que ha matado a otros?



Montero afirmó que la Organización Nacional de Transplantes había confirmado (cosa que nunca hace) que los órganos no iban a ser donados y, apoyándose en este hecho, llegó la apoteosis final del discurso que encendió Twitter:



¿Qué quieren que les diga? Yo no puedo negarles que he sentido tranquilidad al saber que los órganos de este hombre no van a dar vida a nadie, sinceramente. Yo no querría esos órganos. No está científicamente comprobado, pero nunca se sabe si ese alma está trasplantado también en ese órgano



El argumento, como muchas personas han estado comentando en distintos canales de comunicación, no tiene base científica alguna y, de hecho, desde un punto de vista médico es incluso contrario a la propia filosofía de lo que supone un transplante, salvar una vida a raíz de una que ya está perdida. Personalmente, el discurso me pareció bastante patético, sobre todo si tenemos en cuenta que, a pesar de ser un editorial, la tribuna utilizada era una cadena de televisión de ámbito público donde este tipo de reflexiones ético-personales deberían quedarse al margen.


Lo más peculiar de todo este caso es que hoy mismo, también en las reflexiones finales del programa, Mariló Montero ha vuelto a entrar en esta polémica dentro de su editorial de cierre; y aunque muchos pudieran pensar que, quizás, 24 horas más tarde se habría replanteado su argumento la presentadora se ha mantenido en la misma línea con otra declaración sin demasiada base científica:



Me sostengo en mis declaraciones, y por eso hice una pregunta de si un órgano tiene alma. Precisamente en La Vanguardia, una trasplantada contaba que sentía el alma de la persona que le donó su corazón. […] Siento enormemente que Televisión Española se vea otra vez comprometida por una acción mía, pero he de defender que soy donante, que mantengo la opinión de mi duda y que me gustaría comprobar con tiempo si eso es así











De hecho, los medios de comunicación han terminado contactando con la propia Organización Nacional de Transplantes para preguntar por el caso y han confirmado que únicamente se siguen directrices vinculadas a la situación clínica del paciente y no a su pasado o cualquier tipo de actuación o conducta. Según el director de la organización, aunque el “asesino del Salobral” era donante de órganos no se dieron, para este caso, las condiciones clínicas adecuadas para proceder a la donación.


¿Cómo es posible que la televisión pública mantenga este tipo de declaraciones? Está claro que existe la libertad de expresión y de pensamiento, faltaba más, pero una televisión pública no es el lugar para impartir este “amago” de “lecciones de moral” que, desde un punto de vista objetivo y científico no tienen base alguna. Como decía al inicio, la programación matinal me es bastante desconocida pero, independientemente de la audiencia o el share, un programa “con vocación de servicio público” no debiera de ser altavoz de este tipo de ideas, tesis o, usando la propia nomenclatura de Mariló Montero, “dudas personales”. ¿Tienes dudas personales? Convoca una mesa de debate con expertos y científicos, eso sí hubiese sido más acorde al rigor y pluralidad que se espera de una televisión pública en vez de recurrir al mito de la memoria celular (que bien resume Luis Alfonso Gámez, precisamente, en relación a la polémica generada por esta presentadora).












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