Los saltos escalofriantes de Felix Baumgartner

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Finalmente lo hizo. Felix Baumgartner se lanzó el 14 de Octubre de 2012 desde más de 39 kilómetros de altura en caída libre. Batió con ello tres récords. Para llegar a realizar esta proeza que tuvo a medio mundo en vilo, el austriaco había desafiado a la gravedad en varios prodigiosos saltos.


En 1999 batió el récord mundial de salto BASE desde un edificio, las Torres Petronas de Kuala Lumpur

Ese mismo año realizó el salto BASE más bajo, desde le Cristo Redentor de Rio de Janeiro.



En 2003 fue el primero en cruzar el Canal de la Mancha en caída libre equipado con unas sofisticadas alas que le permitieron no solo caer, sino casi volar.



Tras saltar en una cueva de poco más de 200 metros de profundidad y desde un puente ne Francia, saltó desde la Torre Mayor en México



En 2007 se tiró desde el edificio más alto del mundo, la Torre 101 de Taipei.



Pero todo esto resultó ser poco comparado con el fascinante salto desde la estratosfera.



En su salto batió tres récords. El salto desde más altura, 38.900 metros. El vuelo tripulado en globo a más altura, 39.045 metros. Y rompió la velocidad del sonido alcanzando los 1.342 kilómetros por hora.


Además, decenas de televisiones del mundo y más de 8 millones de visionados en YouTube.


La tarde transcurría plácida mientras Twitter entraba en ebullición. Más de dos horas de ascenso que tenían su atractivo según la cápsula iba superando alturas. La del Everest, con 8.848 donde se acerca el límite del vida, la troposfera, donde el oxígeno es una tercera parte del de la superficie del mar y donde apenas se puede respirar. Después supero la altura de los aviones comerciales. de los aviones espía y de casi cualquier artilugio tripulado.


Cuando llegó a la altura convenida, se inició la secuencia de control, obligada, no sea que al piloto se le crucen los cables y se olvide de algo. Y de pronto, la escotilla se abrió. Me invadió una tremenda sensación de fragilidad. Todo me parecía de lata, elemental. La escotilla se movía como si estuviera mal encajada. Y el hombre, eso es al fin y al cabo Felix Baumgartner, se aproximó a la plataforma. Con sus movimientos, hacía moverse la cápsula y con ello aumentaba la sensación de fragilidad. Se puso en pie, respiró y se lanzó. Así, sin más, como tu te lanzarías desde el trampolín de una piscina. Si la atmósfera es muy liviana, la gravedad es muy poderosa y el hombre desapareció en unos segundos.


No sabemos muy bien qué ocurrió, pero el caso es que no batió el récord de caída libre. Unos segundos antes de lo previsto, abrió el paracaídas de modo que el récord sigue en manos de Joseph Kittinger, que se encontraba en la zona de control y que había sido el mentor del proyecto. Kittinger había conseguido su record en ¡1960!


Se cuenta que Baumgartner abrió el paracaídas para dejar algún récord en manos de Kittinger. Lo dudo. Las primeras imágenes desde la cámara subjetiva de Baumgartner parecen indicar otra cosa. Todo gira de una manera pavorosa y sospecho que a Felix los cuatro minutos de descenso se le hicieron siglos.


Somos pequeños y hacemos grandes cosas. Allí arriba, un hombre insignificante nos enseñó lo que podemos hacer si nos lo proponemos. ¡Bravo por Felix Baumgartner!












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